La palabra secuestrada refleja la gravedad de la situación. Urge la toma de acciones inmed loiatas.
En un trágico suceso el martes 9 de enero de 2024, hombres armados irrumpieron en las instalaciones de TC Televisión en Guayaquil, interrumpiendo el noticiero en vivo y sometiendo a periodistas y trabajadores. Tomados como rehenes, algunos golpeados, y otros despojados de sus pertenencias ante la audiencia, la escena fue transmitida en vivo.
Este ataque refleja la creciente violencia contra la prensa en Ecuador, acentuada por el hecho de que el país cerró el 2023 como el más violento de América Latina.
Con un aumento del 275% en amenazas de muerte y ataques armados contra comunicadores, el crimen organizado se revela como una amenaza directa a la libertad de prensa.
Este asalto a un medio de comunicación se convierte no solo en un ataque al periodismo, sino en un mensaje desolador que evidencia el desamparo de la ciudadanía en general.. La palabra secuestrada refleja la gravedad de la situación.
Urge la toma de acciones inmediatas. Es imperativo que el Estado comprenda la importancia crucial de la prensa para la democracia. Se exige que se garantice el financiamiento y atención prioritaria al Mecanismo de Protección, creado en la última reforma de la Ley de Comunicación. Además, se solicitan políticas de prevención inmediatas y no solo medidas reactivas. El Ejecutivo tiene la responsabilidad directa de implementar estas acciones.
Es crucial recordar que el caso del secuestro y asesinato de periodistas de diario El Comercio en 2018 sigue impune, lo que representa una vulnerabilidad continua para la prensa ecuatoriana. La Fiscalía General del Estado debe atender las investigaciones sobre el ataque a TC Televisión y reforzar la lucha contra la impunidad en casos anteriores.
La sociedad ecuatoriana clama por un ambiente seguro y protegido para el ejercicio periodístico.