98% de las escuelas venden golosinas, frituras, refrescos y toda clase de productos que, aunque ricos, no son buenos para la salud de los pequeños.
Ciudad de México, 29 de abril de 2024 – Justo cuando estamos celebrando el Día del Niño, nos llega un dato alarmante: el 98% de las escuelas en nuestro país están poniendo en bandeja de plata (literalmente) un futuro de obesidad y diabetes para nuestros pequeños. Sí, amigas, amigos, no es broma. Un nuevo reporte de vigilancia ciudadana nos ha dejado inquietas al revelar que la mayoría de nuestras escuelas son básicamente un festín de dulces, frituras y sodas.
Las organizaciones El Poder del Consumidor y la Red por los Derechos de la Infancia en México, junto con varios investigadores de la academia, están llamando a las autoridades para que se pongan las pilas y transformen los comedores escolares en espacios para crecer sanos y fuertes, y no al revés.
Liliana Bahena, coordinadora de la campaña Mi Escuela Saludable, no se guardó nada al decir: «El panorama en las escuelas es grave y cada ciclo escolar empeora. Los niños no tienen acceso a alimentos saludables ni a agua potable, y las escuelas venden refrescos y dulces como si fueran la única opción».
Ana Abreu, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), explicó que si se aplican correctamente los nuevos lineamientos, se podría reducir la obesidad infantil hasta un 7% al año. Por eso, las organizaciones civiles y académicos insisten en que el gobierno se ponga las pilas y empiece a tomar medidas serias para cambiar esta situación.
La cosa está así: mientras nuestras escuelas se la pasan ofreciendo refrescos y papitas como si no hubiera un mañana, solo una de cada cinco da la opción de comer algo que realmente salió de la tierra y no de una fábrica. Y si eso no fuera suficiente para hacernos correr por las hojas de lechuga, resulta que nuestros niños están consumiendo unas 550 calorías extra cada día solo en productos chatarra. Eso es más o menos lo que gastarían en una hora intensa de jugar fútbol. ¿Ven el problema?
Y no es solo cuestión de que los niños hoy en día puedan correr menos y pesar más. Estamos hablando de que si seguimos así, la generación de nuestros hijos podría vivir menos que nosotros. Imagínense, enfermedades como la diabetes acechando desde chiquitos.
Pero no todo está perdido. Al parecer, hay una luz al final del túnel (y no, no es la luz de la nevera abierta a medianoche). La Secretaría de Educación Pública tiene hasta junio de este año para sacar unos lineamientos bien puestos para que en las escuelas se venda comida que realmente nutra. Y aquí no solo estamos hablando de prohibir la venta de la comida chatarra, sino de asegurarse de que nuestros niños tengan acceso a agua potable y alimentos frescos.
La lucha contra la obesidad infantil es clave para el futuro de México. Por eso, las organizaciones también hicieron un llamado a los candidatos presidenciales para que incluyan en sus planes de gobierno acciones concretas para abordar este problema. Y a la SEP, le piden que no demore más y publique los nuevos lineamientos ya mismo.
¿Y nosotros qué podemos hacer mientras tanto? Pues mantener los ojos bien abiertos y exigir cambios reales. No solo por la salud de nuestros niños, sino por su futuro. Y sí, también por nuestro bolsillo, porque tratando enfermedades relacionadas con la mala alimentación nos vamos a gastar una fortuna.
Así que ya lo saben, ¡a movilizarnos por un cambio de menú en nuestras escuelas! Porque como diría cualquier abuelita: «Barriga llena, corazón contento», pero añadamos un «y cuerpo sano» para no quedarnos cortos.