Ciudad de México, 3 de enero de 2025.- En la conferencia mañanera de hoy, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, compartió una anécdota que conecta su pasado como activista estudiantil con su presente político. Relató cómo conoció a Jesús Ramírez Cuevas, actual coordinador de asesores y exvocero de la Presidencia de la República, y a Edgar Amador Zamora, hoy subsecretario de Hacienda y Crédito Público, durante su participación en el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) en 1986, mucho antes de su vínculo con Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación.
Sheinbaum recordó que el CEU nació como respuesta a las reformas impulsadas por el entonces rector de la UNAM, Jorge Carpizo MacGregor, que proponían cuotas de inscripción y colegiaturas, además de cambios al pase automático para estudiantes de preparatorias y CCHs hacia licenciaturas. Este contexto motivó una de las movilizaciones estudiantiles más significativas de la década, en la que los tres futuros servidores públicos se involucraron activamente.
“Nos conocimos en el movimiento del consejo estudiantil universitario. A Jesús lo conozco desde antes, él era estudiante del CCH Naucalpan. Yo, con algunos años más, estudiaba en la Facultad de Ciencias, y Edgar estaba en Economía. Todos, siendo muy jóvenes, nos unimos a esa lucha”, compartió la mandataria.
El testimonio destacó la valentía y compromiso de los jóvenes que participaron en esta movilización histórica, que marcó no solo un capítulo importante en la defensa de la educación pública, sino también el inicio de una relación que años después derivaría en una colaboración estrecha en el ámbito político.
La presidenta enfatizó que esas experiencias estudiantiles fueron clave para forjar los ideales que hoy sostienen su gobierno y el de otros miembros del movimiento encabezado por López Obrador. Además, señaló que el CEU representó un espacio donde se tejieron los lazos que, décadas después, continuarían influyendo en la política mexicana.
Este relato no solo arroja luz sobre la trayectoria de Sheinbaum y sus colaboradores más cercanos, sino que también destaca la relevancia del movimiento estudiantil de 1986 como semillero de liderazgos comprometidos con la transformación social y la defensa de la educación pública en México.