Por Lidia Bonilla | RealidadesMx
La Casa de la Cultura de Tampico fue el escenario donde la escritora Leslie Carús Lárraga presentó su libro “Volver a florecer”, obra quer a decir de la autora, nace de tres pilares fundamentales: comunidad, mentalidad para el cambio y la inquietud que provoca mirar con honestidad la realidad que nos rodea. La novela que combina la belleza de las cosmovisiones indígenas con la crudeza de las violencias que enfrentan las mujeres periodistas en México. El evento reunió a lectoras, integrantes de la Red de Mujeres Periodistas y especialistas en derechos humanos.
Carús explicó que la obra nació de sus inquietudes personales: la necesidad de poner en palabras lo que la conmueve del país profundo y el cansancio acumulado frente a la violencia sistemática que viven las mujeres en los medios de comunicación.
Un viaje por las raíces: la cosmovisión indígena como primer pilar

La autora relató que el origen de la novela está vinculado a una inquietud íntima: la desconexión generalizada que existe en México respecto a la tierra y a los pueblos originarios.
Recordó que, tras ver un reportaje sobre comunidades indígenas, quedó impactada por sus luchas, su activismo y su profunda relación con la naturaleza. A partir de esa sensación, decidió emprender un recorrido de varios años por pequeños pueblos y parajes rurales:
“No podemos amar lo que no conocemos. Y lo que vi en esas comunidades me transformó: su cuidado del agua, de las plantas, de los animales. Para ellos la tierra no es un territorio, es la madre”.
Carús subrayó un dato crítico: los pueblos indígenas resguardan el 80% de la biodiversidad mundial, aun cuando enfrentan amenazas como la tala indiscriminada, la venta irregular de tierras y el agotamiento de los mantos acuíferos.
“Lo están haciendo bien. La pregunta es: ¿qué estamos haciendo nosotros?”, lanzó.
La novela incorpora esta visión como un eje ético y narrativo. A través de personajes inspirados en mujeres indígenas, Carús muestra una relación espiritual con la naturaleza: se cosecha solo lo necesario, se toma del bosque únicamente la madera muerta, se agradece a cada planta antes de recolectarla y se devuelve a la tierra más de lo que se toma.
En el fragmento leído, una de esas mujeres aparece como símbolo de resistencia y armonía:
“Donde sus pies rozaban la tierra, las flores silvestres estallaban en colores”.
Segundo pilar: la violencia estructural contra mujeres periodistas
El segundo eje que sostiene la novela aborda un tema urgente y doloroso: la violencia que viven las mujeres periodistas en México. La autora, integrante de una red de periodistas, insistió en que hablar de ello implica tocar heridas abiertas.
“Ser periodista en México es de alto riesgo. Pero para las mujeres el peligro es doble”, afirmó.
Respaldó su denuncia con cifras citadas del informe Voces en resistencia, de UNESCO y CIMAC:
La tasa de asesinatos de mujeres periodistas subió del 6% en 2020 al 11% en 2022.
73% de las reporteras ha sufrido acoso sexual.
57% de los medios carece de protocolos contra la violencia de género.
36% ha considerado dejar la profesión por agresiones y precariedad.
3 de cada 4 periodistas han enfrentado acoso, hostigamiento o agresiones sexuales.
La FEADLE solo ha iniciado dos investigaciones por hostigamiento sexual en 14 años.
Carús señaló que existe una “falta institucional profunda” y un patrón de revictimización: 81% de quienes denunciaron se sintió maltratada durante el proceso.
Las violencias descritas van desde amenazas con contenido sexista, discursos de odio, doxxing y campañas de desprestigio, hasta agresiones físicas y violencia sexual.
Cómo unir dos mundos en una sola historia
La autora explicó que uno de los mayores retos creativos de Volver a florecer fue enlazar dos temas que, a primera vista, parecen no tener relación: la sabiduría ancestral indígena y la violencia que viven las mujeres periodistas.

La clave estuvo en los personajes. Cada uno encarna una problemática actual y, a la vez, representa una oportunidad para mostrar caminos de resistencia:
“Lo que no se ve no existe. Y lo que no existe, no se atiende. La novela busca visibilizar”.
En este cruce, la cosmovisión indígena funciona como contrapunto: mientras las periodistas resisten violencias estructurales, las comunidades originarias resisten el despojo ambiental. Ambas luchas —sugiere la autora— comparten una raíz común: la defensa de la vida.
Un libro que apela a la memoria, la solidaridad y el territorio
El público celebró el lanzamiento y conversó con la autora sobre los retos de escribir una novela que dialoga con realidades complejas y urgentes.
Carús insistió en que Volver a florecer es un llamado a recuperar la empatía:
“Escribir no es solo para los demás. A veces escribimos para sobrevivir”.
La presentación concluyó con un mensaje que sintetiza el espíritu de la obra:
la necesidad de volver a florecer implica reconocer nuestras raíces, acompañar las luchas de otros y no callar frente a las violencias que amenazan la vida y la profesión periodística.

Fotos e información compartidas por la Red de Mujeres Periodistas del Sur de Tamaulipas y la autora Leslie Carus

