- El sabor del pasado que sigue presente en Comitán
Primer Plano Magazine/Noé Juan Farrera Garzón
La Panadería Torres, ubicada en la colonia Pilita Seca de Comitán de Domínguez, Chiapas, no es solo un punto de venta de pan artesanal: es un símbolo viviente de la historia, la cultura y la memoria colectiva del pueblo comiteco.
Fue fundada en 1959 por los abuelos de las actuales propietarias, conocidas como las hermanas Torres, esta panadería representa más de seis décadas de dedicación al arte del pan, preservando técnicas tradicionales y recetas que han pasado de generación en generación.
Desde su local en la Av. Quinta Oriente Sur 19, el aroma de pan recién horneado ha acompañado por años el ir y venir de las familias del barrio. Actualmente, cuatro hermanas —entre ellas, Patricia Hernández Torres, cariñosamente conocida como Doña Paty— mantienen vivo el legado familiar con manos expertas, hornos encendidos y un compromiso profundo con la identidad comiteca.


Uno de los mayores tesoros que ofrece Panadería Torres es el salvadillo, pan de fermentación prolongada, ligeramente salado y dulce, que se disfruta tradicionalmente con temperante, una miel artesanal a base de agua, canela, azúcar y colorante, llamado temperante.
Esta preparación no solo es un deleite culinario, sino un puente directo a las raíces de la comunidad, a las sobremesas con los abuelos, a las meriendas después de la escuela y a las celebraciones familiares.
Junto al salvadillo, destacan otras joyas del repertorio local, como el pan francés comiteco —una variante más dulce y suave—, además de baguettes, bolillos, galletas y pasteles elaborados con levadura madre, lo que les otorga un sabor y textura únicos. El crujido de la corteza, el corazón esponjoso y el aroma a horno tradicional son testigos de una historia que se amasa cada día.
La Panadería Torres también refleja la evolución de los negocios familiares: mantiene sus precios accesibles y ha incorporado el servicio de entrega a domicilio, facilitando que más personas puedan disfrutar del pan comiteco sin salir de casa. Sin embargo, como todo establecimiento con historia, ha recibido opiniones mixtas: mientras muchos elogian la calidad de los productos, otros sugieren mejoras en la atención al cliente.
Más allá de lo comercial, este lugar es un archivo sensorial de la cultura local. Cada pan, cada receta y cada gesto al servir representan fragmentos de una memoria intangible que enriquece la vida cotidiana de Comitán. Panadería Torres es, en esencia, un patrimonio vivo, donde el sabor se convierte en historia y la tradición en resistencia cultural.



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