• 9 de octubre de 2024 8:51 am
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Ciudad de México, a 13 de mayo de 2024. n medio de un panorama climático cada vez más extremo, la organización Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe ha emitido un urgente llamado a los Estados de la región para implementar medidas decisivas que protejan a los más vulnerables: los niños y niñas. Con récords de temperatura que se suceden uno tras otro, las consecuencias para la salud física y mental de la infancia están llegando a niveles críticos, afectando también la calidad de su educación.

En los últimos meses, países como Chile, Argentina, Brasil, Ecuador y México han sido testigos de las repercusiones del aumento de temperaturas, que no solo han provocado incendios forestales y alertas meteorológicas, sino también han cobrado vidas. La situación es especialmente alarmante para la población infantil, que enfrenta riesgos elevados de deshidratación, agotamiento físico y golpes de calor, una emergencia médica de gran envergadura.

Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia, destaca que «el calor extremo está teniendo un impacto devastador en la salud mental de nuestras niñas y niños, incrementando los casos de ansiedad y depresión». Este estrés térmico no solo afecta su bienestar emocional sino que también perjudica su rendimiento académico y desarrollo personal, en un momento donde la infraestructura educativa de muchas áreas ya está comprometida por el clima.

Además de las consecuencias sanitarias y educativas, el calor extremo modifica la dinámica social y comunitaria, haciendo que espacios públicos, cruciales para el desarrollo social y recreativo de la infancia, sean inaccesibles durante picos de calor. Esto se suma a los desafíos de seguridad previamente existentes en varios países, limitando aún más las oportunidades de los jóvenes para interactuar y crecer en un entorno seguro.

Frente a este escenario, Tejiendo Redes Infancia propone varias medidas urgentes: campañas informativas sobre los riesgos del calor extremo, programas intersecretariales para prevenir y tratar enfermedades relacionadas con el calor, y la adaptación de infraestructuras educativas con sistemas de climatización natural y aislamiento térmico. También sugieren la creación de espacios públicos climatizados para que los niños y niñas puedan jugar y aprender de manera segura incluso durante las olas de calor.

Pérez García enfatiza la necesidad de reactivar la Comisión Intersecretarial del Sistema Nacional de Cambio Climático en México, integrando perspectivas enfocadas en la infancia y en la ética intergeneracional en las políticas de cambio climático. Estas acciones no solo buscan mitigar los efectos inmediatos del calor extremo, sino también fortalecer el tejido social y educativo frente a los desafíos climáticos futuros.

Con políticas informadas y centradas en los derechos humanos, Tejiendo Redes Infancia espera garantizar que los niños de América Latina y el Caribe tengan las protecciones y oportunidades necesarias para prosperar en un clima cambiante. La acción es urgente, y el tiempo para proteger a nuestra infancia del calor extremo es ahora.