• 28 de octubre de 2025 6:53 pm
Noticias y Acciones Relevantes desde Tamaulipas y otros lugares

Lomas del Real: la lavadora de sal que limpia más que cristales, limpia conciencias.

PorREALIDADESMX

Oct 28, 2025


Por: Lidia Rita (Realidades Mx)

ALTAMIRA, TAMAULIPAS. – La escena era de fiesta. Bajo el sol de Altamira, de la alejada comunidad Lomas del Real, una inversión de $2,738,282.96 pesos se materializaba en una «lavadora de sal» que, según la narrativa oficial, significa el fin de una deuda histórica con la Sociedad Cooperativa Salinera de Lomas del Real. El alcalde, Armando Martínez Manríquez, cortó el listón en medio de vítores, definiendo el acto como pura «justicia social».

​Sin embargo, para el ojo crítico, esta inauguración de inicio de obra celebrada el 27 de octubre y que se estima podrá estar concluida para el 17 de enero del 2026, no solo puso en marcha el sueño de tener una máquina que mejorará la calidad del producto local; puso en marcha la vieja y probada fórmula de la política mexicana: el asistencialismo vestido de redención.

​El Discurso que Transforma Derechos en Favores

​El evento se desarrolló como un ritual de legitimación política. El tono oficial fue populista-emotivo. El presidente municipal se proyectó como el «cumplidor de sueños» y el aliado incondicional de un pueblo al que, según sus palabras, el abandono institucional había condenado. La promesa de «justicia social» es un potente ancla discursiva, pero queda la pregunta: ¿es justicia que la obra llegue, o la justicia es que llegue por fin después de siglos de explotación y olvido?

​La respuesta se encuentra en el tono de los cooperativistas.

​Sus discursos, si bien cargados de emoción genuina, revelaron una subordinación simbólica preocupante. El líder cooperativista, Luis Enrique Yáñez Obregón, agradeció, justificó su «molestia» al presidente y hasta uno de los beneficiario usó expresiones viscerales que ilustran la magnitud de su alegría y el nivel de carencia histórica: «me da una diarrea de gusto».

​En Lomas del Real, el léxico espontáneo y sin filtros exhibió la desigualdad: los ciudadanos celebran el apoyo como un favor otorgado por la benevolencia política, no como la obligación de política pública que es su derecho.

​El agradecimiento constante, además, se vio reforzado por reiteraciones religiosas —»gracias a Dios», «si Dios quiere»—, afianzando la idea de que el progreso depende de la voluntad divina o del gobernante en turno, sustituyendo la exigencia de rendición de cuentas por una devoción casi cívica.

​La Historia Usada como Detergente

​El alcalde demostró habilidad al conectar la obra con la memoria colectiva, elevando la identidad local a patrimonio. Evocó el origen prehispánico del sitio (la «cultura Tenec» y «la tortuga roja») y la importancia fundacional de la sal en Altamira y Tampico. Prometió, incluso, un futuro Museo de la Sal.

​Este simbolismo es la pieza clave: la obra no solo limpia los cristales de sal para hacerlos más blancos; limpia simbólicamente el olvido institucional. Al reivindicar el pasado, el gobierno actual capitaliza la deuda histórica acumulada por administraciones anteriores. La infraestructura se celebra, sí, pero su llegada tardía se presenta como un acto de reparación histórica que, de paso, lava la conciencia de quien hoy detenta el poder.

​Las Preguntas que la Fiesta No Responde

​Sin negar el logro comunitario, la crónica crítica debe trascender el discurso del aplauso y señalar los huecos que el periodismo ciudadano debe fiscalizar. El evento dejó varias interrogantes abiertas sobre el compromiso real del Estado:

  1. Transparencia: ¿La inversión de $2.7 millones de pesos fue producto de una licitación pública o una adjudicación directa?
  2. Sostenibilidad: ¿Quién asumirá la operación y el mantenimiento de la lavadora a largo plazo? ¿Será un costo enteramente comunitario o el municipio mantendrá el apoyo?
  3. Impacto Real: Más allá de los discursos, ¿cuántos empleos permanentes generará la máquina y cómo se medirá objetivamente la mejora en los ingresos de las familias cooperativistas?
  4. Apropiación: ¿El prometido Museo de la Sal será un proyecto genuinamente comunitario, gestionado por los propios salineros, o será institucionalizado y controlado por el gobierno municipal?

​El evento de Lomas del Real es, en esencia, una metáfora de la relación Poder-Pueblo en muchas regiones de México: el gobierno entrega asistencialismo con el ropaje de «justicia social», la comunidad agradece su «milagro», y el ciclo de la narrativa paternalista continúa.