• 14 de noviembre de 2025 11:35 am
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Las voces que no se callan: violencia, poder y memoria en el periodismo tamaulipeco

PorREALIDADESMX

Nov 8, 2025

Por Lidia Bonilla / RealidadesMx

La historia del periodismo en Tamaulipas está llena de silencios impuestos y voces que se negaron a callar. Hoy, una de esas voces vuelve a ser blanco de ataques: la periodista Rosa María Rodríguez Quintanilla, acompañada en esta nueva embestida mediática por su esposo, el también periodista y actual coordinador de Comunicación Social del Gobierno estatal, Francisco Cuéllar Cardona.

La Red de Mujeres Periodistas de Tamaulipas, A.C. ha levantado la voz con claridad y contundencia: las campañas de difamación, hostigamiento y violencia digital contra ambos constituyen no sólo una afrenta personal, sino un recordatorio de que en este estado, la palabra sigue siendo peligrosa cuando se ejerce con libertad y memoria.

Rosa María Rodríguez no es una periodista cualquiera. Su nombre está ligado a tres décadas de trabajo comprometido, de defensa de los derechos de las mujeres periodistas y de construcción de redes nacionales e internacionales de sororidad, d solidaridad. Fue perseguida, amenazada y desplazada junto con su familia durante el sexenio pasado. Y pese a todo, volvió. Volvió para seguir contando, para seguir organizando, para seguir incomodando.

Que los mismos actores que ayer la persiguieron reaparezcan hoy con nuevas estrategias de difamación no es casualidad, es continuidad. La violencia simbólica —esa que busca minar la credibilidad, sembrar dudas y desgastar reputaciones— es el nuevo rostro de la censura. No necesita balas, le basta con algoritmos y campañas digitales disfrazadas de “opinión pública”.

Pero este caso no se trata sólo de Rosa María. Se trata de todas las mujeres periodistas que enfrentan un doble riesgo: el de informar y el de ser mujeres en un sistema mediático y político todavía patriarcal. Se trata del derecho a ejercer el periodismo sin miedo, sin difamación y sin castigo político.

La Red de Mujeres Periodistas recuerda en su pronunciamiento que el Estado mexicano tiene una obligación: prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las comunicadoras, como mandata la Convención de Belém do Pará. No es una sugerencia moral; es un deber legal.

Y en ese deber entra también la responsabilidad de los medios: no replicar el discurso del odio, no convertirse en vehículos de campañas anónimas ni en cómplices del desprestigio. En tiempos donde la mentira circula más rápido que la verdad, el silencio o la neutralidad se convierten en formas de violencia.

Rosa María Rodríguez Quintanilla representa algo más que una trayectoria. Representa la memoria viva de un periodismo que resistió la censura, el exilio y la impunidad. Defenderla hoy no es un acto de amistad ni de camaradería gremial: es un acto político en defensa del derecho a informar con dignidad.

Porque el poder cambia de manos, pero la violencia contra la verdad permanece.
Y frente a ella, como dice el pronunciamiento de la Red:

Las mujeres periodistas no estamos solas.”