Primer Plano Magazine / Noé Juan Farrera Garzón. – El ámbar chiapaneco, reconocido a nivel mundial por su belleza y valor científico, representa una de las mayores fuentes de información sobre la historia de la vida en nuestro planeta. Encapsulado en esta resina fosilizada, que se formó hace al menos 23 millones de años durante el periodo Mioceno, se encuentran insectos y otras especies que se han conservado como si hubiesen quedado atrapados en una auténtica burbuja del tiempo.
El doctor Francisco Riquelme Alcántar, investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, ha dedicado años a estudiar este material proveniente principalmente de las montañas de Simojovel de Allende, en Chiapas. Destacó que cada pieza de ámbar es única, valiosa y hermosa, no solo por su procedencia y composición, sino también porque guarda testimonios de la biodiversidad que existió hace millones de años y que permiten comprender mejor la evolución de las especies actuales.

Uno de los hallazgos más sobresalientes en las exploraciones más recientes fue el descubrimiento del primer ejemplar fósil de ciempiés geofilomorfo en México, conservado en ámbar chiapaneco. Este fósil, único en su tipo en la parte sur de Norteamérica, tiene gran importancia biogeográfica y científica, pues revela que, pese al paso del tiempo, algunas especies han mantenido una sorprendente estabilidad anatómica, como en el caso de los milpiés estudiados.
En México también se han encontrado yacimientos de ámbar en Baja California y Coahuila, aunque de épocas más antiguas, pertenecientes al periodo Cretácico, entre 70 y 77 millones de años, con un origen en resinas de árboles distintos a los de Chiapas. Sin embargo, es el ámbar chiapaneco el que ha adquirido un lugar especial en la ciencia y el turismo, al conjugar el atractivo estético de sus piezas con el inmenso valor de su contenido biológico.
El Dr. Riquelme subraya que estudiar la biodiversidad del pasado permite comprender la diversidad actual, así como las condiciones que favorecieron la evolución y permanencia de distintas especies. Por ello, insiste en la necesidad de fortalecer las colecciones científicas en México, que resguarden y preserven este patrimonio natural invaluable, tanto para la ciencia como para la humanidad.
El ámbar de Chiapas, además de ser un atractivo turístico y cultural, constituye un verdadero legado biológico que conecta la historia de nuestro planeta con el presente, convirtiéndose en una de las joyas naturales más importantes de México que merece reconocimiento y valor intrínseco biológico, finito y artesanal.

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