Estas cuatro facetas parecen aisladas (no lo son): 1) los recientes asesinatos políticos en CDMX en donde el crimen organizado establece reglas de facto mediante la violencia; 2) la opaca y excluyente reforma judicial , que facilita el control sobre este Poder del Estado, en lugar de permitirle cumplir su función como contrafuerza; 3) las limitaciones presupuestales en la cuenta pública; y 4) la digitalización gubernamental que, si bien es bienvenida por las eficiencias que promete, se percibe apresurada y sin controles anticorrupción (baste ver las consecuencias que ha dejado en Estados Unidos el drástico modelo DOGE de Donald Trump y Elon Musk ).Estos cuatro aspectos son síntomas de un deterioro de gobernabilidad que gradualmente está transformando el pacto social . En ese proceso, un Estado con cada vez menos recursos debilita deliberadamente a sus instituciones —o las controla por medio de la tecnología— para centralizar el dominio político. Mientras tanto, las limitaciones presupuestales desmantelan de facto servicios públicos como salud y seguridad, lo que golpea a los más vulnerables . En la práctica, ello abre paso a que las organizaciones delincuenciales amplían sus zonas de influencia criminal.Ha llegado el momento en que la presidenta asuma su liderazgo legítimo . Si persisten la inacción, la complacencia y la centralización, no se logrará la transformación positiva que todos buscamos para este país.Conoce aquí un detalle Nuestras Ideas para retomar el liderazgo en el país y gracias por leernos semana a semana .
Todos los presidentes inician convencidos de que transformarán el país, sentencia Luis Rubio , presidente de México Evalúa en su columna titulada “ Liderazgo” , pero tarde o temprano enfrentan la realidad: sus errores superan sus aciertos. La presidenta actual ha evitado enfrentar los problemas al aislarlos unos de otros, pero la acumulación de desafíos –violencia, economía en desaceleración, corrupción y desdén oficial– está generando un ambiente de “calma chicha”, una quietud inquietante. Si bien el gobierno actual es más profesional que el anterior, el país parece atrapado en la inacción, sin iniciativas efectivas. La presidenta, aunque hábil y popular, enfrenta el dilema de seguir el guión o actuar. La historia muestra que las crisis suelen desatar con rapidez. ¿Reaccionará a tiempo?