Nuevo Laredo amaneció con ambiente deportivo, pero no por un torneo de voleibol ni por un maratón en la ribera del Bravo, sino porque la diputada Cynthia Lizabeth Jaime Castillo encabezó el segundo foro “Fortalezcamos la Ley de Actividad Física y Deporte”.
El nombre suena rimbombante, casi olímpico. Pero en realidad fue un salón lleno de atletas, entrenadores y funcionarios que más parecían alineación de equipo político que convocatoria ciudadana. Eso sí, no faltaron las quince disciplinas representadas: desde triatlón hasta frontón, pasando por judo y tochito. Una verdadera carta menú del deporte tamaulipeco, donde lo único ausente fue… la precisión sobre qué se va a legislar exactamente.
La diputada arrancó fuerte, como boxeadora en el primer round: denunció que federaciones y asociaciones ponen intereses económicos por encima del talento juvenil. Los presentes asintieron, como si escucharan por primera vez lo que todos saben desde hace años: que en México el deporte federado es un ring donde los billetes cuentan más que las medallas.
Los discursos fluyeron entre agradecimientos protocolares —porque aquí hasta para hablar de leyes deportivas hay que pasar lista de honor— y la promesa de que ahora sí, ahora sí, se hará justicia en la cancha. Mientras tanto, los jóvenes deportistas seguían esperando algo más concreto que un “estamos trabajando en ello”.
La cereza del pastel: la diputada adelantó que prepara una iniciativa con “derechos, obligaciones y sanciones” para las federaciones. Suena bien, aunque en este país los proyectos de ley suelen correr menos que un fondista lesionado. El riesgo es que, como muchas otras iniciativas, termine archivada en el cajón de los buenos deseos, donde ya duermen tantas reformas prometidas.

Lo irónico es que mientras en el foro se hablaba de “fortalecer la ley”, la propia Ley de Cultura Física y Deporte de Tamaulipas apenas es consultada por deportistas o entrenadores, y sus reformas avanzan con la velocidad de un árbitro revisando el VAR. Eso sí, siempre queda bien en el discurso: “escuchar para legislar”.
En conclusión: el foro tuvo ambiente, reflectores y hasta aroma de renovación. Pero si no se traduce en reglas claras y sanciones firmes, será recordado como otra jugada de pizarrón sin gol. El deporte en Tamaulipas no necesita más foros con micrófono; necesita leyes que suden, corran y se partan la camiseta junto con los atletas.
