- También reconocieron la trayectoria de Antonio García de León y Javier Espinosa Mandujano
Primer Plano Magazine / Noé Juan Farrera Garzón. –
La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) vivió un momento histórico este jueves 25 de septiembre al investir como Doctor Honoris Causa al maestro Carlos Alberto Navarrete Cáceres, en un acto solemne que también reconoció la trayectoria de Antonio García de León y Javier Espinosa Mandujano.
La ceremonia, enmarcada en el medio siglo de la institución, contó con la presencia de autoridades académicas, universitarias y gubernamentales que rindieron tributo a tres personalidades cuya obra ha marcado la historia cultural y educativa de Chiapas y Mesoamérica.
Nacido en Quetzaltenango, Guatemala, el 29 de enero de 1931, Carlos Navarrete es arqueólogo, antropólogo, lingüista, historiador y escritor, considerado una de las voces más lúcidas en el estudio de la cultura maya y de las tradiciones populares tanto de Guatemala como de Chiapas.
Formado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y con posgrados en la UNAM, residió en México desde los años cincuenta, consolidando una carrera académica como investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la máxima casa de estudios.
Su legado es amplio y diverso: desde excavaciones arqueológicas en sitios como Chinkultic, Tiltepec y Tonalá, hasta aportaciones fundamentales en la interpretación de la iconografía prehispánica, como la figura del Hombre-Danta. También fue el primer curador de la sala mexica del Museo Nacional de Antropología de México, donde elaboró la ficha del famoso Calendario Azteca.
Su interés en la tradición oral y la religiosidad popular se plasmó en estudios sobre San Pascualito Rey, San Caralampio, el Cristo Negro de Esquipulas y las oraciones a la cruz y al diablo, revelando la riqueza sincrética de las creencias vivas en Chiapas y Guatemala.
En el ámbito literario, su novela Los arrieros del agua (2005) obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Guatemala, mientras que títulos como El hombre-Danta en la iconografía del formativo superior (1992) o Documentos para la historia del culto a San Caralampio (1990) siguen siendo referentes obligados en la antropología y la historia cultural de la región. Su obra también recupera la memoria histórica guatemalteca, participando en movimientos literarios como Saker-Ti, junto a intelectuales revolucionarios del período 1944–1954.
Navarrete ha recibido importantes reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” (2005), la Medalla al Mérito de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala y doctorados honoris causa por universidades de gran prestigio. Más allá de los galardones, su verdadero aporte ha sido abrir caminos de investigación interdisciplinaria y transmitir a nuevas generaciones la importancia de valorar la historia y las tradiciones con respeto y profundidad crítica.
En Chiapas, su influencia es imborrable. Desde la arqueología hasta la narrativa, el maestro Navarrete ha dejado un legado que inspira a investigadores, académicos, artistas y cronistas culturales. El reconocimiento de la UNACH es también un llamado a que las nuevas generaciones de investigadores chiapanecos sigan su ejemplo, preservando y renovando la memoria histórica que define la identidad de los pueblos mesoamericanos.
Por su parte, Antonio García de León Griego, reconocido lingüista e historiador, ha dedicado su vida a estudiar la historia de Chiapas y del sureste mexicano desde una perspectiva crítica y renovadora. Su obra Resistencia y utopía es considerada una de las historias generales más completas del estado, al narrar 500 años de luchas, agravios y esperanzas de sus pueblos.
Con títulos como Ejército de ciegos y ensayos históricos y literarios que combinan fuentes documentales con testimonios orales, García de León ha sabido entrelazar la memoria popular con el rigor académico, dejando un legado imprescindible para comprender la identidad chiapaneca y mesoamericana.


Javier Espinosa Mandujano ha sido un actor clave en el desarrollo de la educación superior en Chiapas. Fue secretario de Educación, impulsor de la creación de la Universidad Autónoma de Chiapas y presidente de su primera Junta General de Gobierno. Además de su labor institucional, cultivó la narrativa, el ensayo y la novela, contribuyendo al pensamiento crítico y humanista en la región.
Su compromiso con la formación académica y su visión a favor del conocimiento lo han convertido en una de las figuras centrales en la consolidación de la UNACH como institución universitaria de alto nivel, digno de ser reconocido.

