Autoridades reconocen los daños, el reto es el de recuperar la confianza ciudadana
Por Lidia Bonilla | RealidadesMx
Tampico, Tamps.— En un ejercicio de coordinación que busca contener un problema que literalmente se abre bajo los pies de la ciudadanía, autoridades estatales y municipales presentaron un plan conjunto para atender el incremento de socavones en la zona conurbada del sur de Tamaulipas, una de las consecuencias más visibles de la crisis hídrica que desde hace meses golpea a la región.
La rueda de prensa, realizada este lunes en las instalaciones de COMAPA SUR, reunió a cuatro actores clave: Raúl Quiroga Álvarez, secretario de Recursos Hidráulicos para el Desarrollo Social del Estado; Francisco González Casanova, gerente general de COMAPA SUR; la presidenta municipal de Tampico, Mónica Villarreal Anaya, y el alcalde maderense Erasmo González Robledo.⁹.
El objetivo, dijeron, es prevenir riesgos para la población y proteger la infraestructura urbana mediante monitoreo geotécnico, reparación inmediata de daños y reforzamiento de las redes hidráulicas y sanitarias. Pero detrás de los anuncios técnicos y las cifras, hay una realidad que preocupa: el deterioro silencioso del subsuelo refleja años de omisión, sobreexplotación de acuíferos y falta de inversión preventiva.
Raúl Quiroga reconoció que el fenómeno es “una consecuencia directa del abatimiento de los mantos freáticos”, mientras que Francisco González admitió que el organismo enfrenta un desafío mayúsculo: atender emergencias sin perder de vista la planeación de largo plazo.
Las autoridades municipales, por su parte, llamaron a mantener informada a la población y garantizar transparencia. Sin embargo, vecinos de las colonias afectadas reclaman que la comunicación ha sido tardía y la reparación, desigual. “No queremos promesas, queremos seguridad en nuestras calles”, expresó una residente de la colonia Del Pueblo.
El anuncio, aunque bien recibido, llega en un contexto de desconfianza institucional y agotamiento ciudadano. La ciudadanía espera soluciones tangibles, no sólo discursos coordinados.
En términos de gobernanza del agua, el reto no se limita a tapar los hoyos visibles, sino a replantear el modelo de gestión que ha permitido el colapso de los acuíferos y la pérdida de confianza en los organismos operadores. La emergencia de los socavones desnuda una deuda estructural: la falta de planificación hídrica y la urgencia de un enfoque ambiental que priorice la resiliencia urbana.
La crisis del agua —como la del suelo— exige una política pública con memoria, transparencia y rendición de cuentas. Porque si algo enseña este episodio es que los vacíos no sólo están bajo tierra, sino también en la gestión de los recursos que deberían sostenerla.
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