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EL MUNDO EN VILO PORTOMA DE POSESIÓN DE TRUMP

PorREALIDADESMX

Ene 18, 2025

• Su discurso, que presenta a la migración como una amenaza, es falso, pero le funcionó para ganar la elección en un contexto pospandémico, señala Luciana Gandini, del IIJ de la UNAM

Fabiola Méndez

El 20 de enero de 2025 es la fecha marcada para la investidura de Donald Trump, quien será el presidente número 47 de los Estados Unidos tras ganar las elecciones celebradas el 5 de noviembre pasado. Su campaña para regresar a la Casa Blanca se caracterizó por un discurso racista e intolerante, abanderado bajo el lema “Make America Great Again”.

Una de sus propuestas para este segundo mandato es “sellar la frontera con México” e impulsar la deportación más grande de inmigrantes en la historia de ese país. A decir de Luciana Gandini, académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, con tales proclamaciones el presidente electo de EU pone sobre la mesa la idea de que la migración es una amenaza y presenta a los migrantes como criminales.

“Muchas de estas falsedades funcionaron para ganar una elección en un contexto pospandémico muy particular, caracterizado por altos niveles de movilidad en las Américas”, señaló la experta en temas de migración y derechos humanos, para luego añadir que aunque la agenda de Trump es ambiciosa, tomará posesión en un escenario muy distinto.

En primer lugar, EU tiene una población migrante muy amplia. Según un estudio demográfico del Centro de Investigación Pew (de septiembre de 2024), el número de ciudadanos estadounidenses nacidos en otro país alcanzó la cifra récord de 47.8 millones en 2023, lo cual representa un aumento de 1.6 millones respecto a 2022. Dicho artículo refiere que, en 1970, los inmigrantes que vivían en aquel país eran casi una quinta parte de los que hay hoy. Tal incremento poblacional se aceleró después de que el Congreso realizara cambios en las leyes de inmigración en 1965.

Hasta 2023, como se lee en el documento, estas personas representaban el 14.3 por ciento del total de estadounidenses, el porcentaje más alto registrado desde 1910, pero aún por debajo del récord del 14.8 por ciento de 1890. Tales cifras muestran que el crecimiento de la comunidad migrante se ha triplicado en los últimos 50 años. Las características de quienes integran este grupo son mixtas: pueden tener estancia legal o esperar respuesta a una petición de permanencia humanitaria o asilo.

Un contexto distinto

Para Gandini, quien coordina el Seminario Universitario de Estudios Sobre Desplazamiento Interno, Migración, Exilio y Repatriación (Sudimer) de la UNAM, el contexto actual es distinto porque las medidas que antes usaba Trump como amenaza no le resultarán tan útiles en esta ocasión.

Por un lado, la supuesta solución planteada en la elección pasada era levantar un muro, algo que hoy no funcionaría “no sólo porque ya hay una gran parte construida, sino porque eso no detendrá a quienes llevan años huyendo de situaciones extremas y tratando de encontrar un lugar donde vivir. No sólo es el tema económico lo que mueve las personas, sino las violencias estructurales. Un muro es una valla más a saltar”, refirió.

El republicano se ha comprometido a asegurar la frontera y a realizar la mayor deportación de la historia de su país mediante redadas masivas en lugares de trabajo y espacios públicos, y a seguir una política de tolerancia cero, lo cual implica expulsar a familias enteras. “No sabemos en qué medida va a ocurrir esto; sin embargo, su narrativa tiene efectos de miedo y disuasión”, aseguró la investigadora.

Y es que para lograr sus objetivos, Trump tendría que modificar leyes. “Esta idea de quitar la nacionalidad a las personas nacidas en su territorio es una propuesta discriminatoria que atenta contra la enmienda 14 de la constitución estadounidense y otras medidas que garantizan una igualdad de trato a las nacionalidades”, señaló Gandini.

También hay limitaciones logísticas que restringen las pretendidas deportaciones a gran escala. “Muchos dicen, esto no puede ser masivo porque parte de la familia puede tener algún estatus migratorio definido, es decir, estar regularizada o tener la ciudadanía”, apuntó.

En este contexto, el magnate plantea frenar la continuidad de los permisos de permanencia humanitaria y las solicitudes de asilo en su país, lo que pone a México en una situación complicada. “Históricamente hemos sido territorio de tránsito, pero con el tiempo nos hemos convertido también en territorio de espera y, posiblemente, de destino”.

La investigadora refiere que, derivado de los proyectos que lidera en el Sudimer, ha tenido contacto con migrantes que cambiaron de planes, pues hay quienes le expresan que, ante la negativa de conseguir una cita para pedir asilo político, han decidido quedarse en México y solicitar la condición de refugiado. “Esto será algo común en los próximos meses”.

Ante esta posibilidad, la investigadora subrayó que nosotros, como mexicanos, no debemos hacer caso a los mitos que circulan sobre la migración, ya que es muy fácil asumir ideas como “los migrantes se quedarán con mi trabajo” o “son criminales”, y es todo lo contrario.

Gandini refiere que, con frecuencia, una persona expatriada paga impuestos de forma directa o indirecta, abona a un seguro y luego no utiliza esa seguridad social, no utiliza los aportes, no recurre a la salud pública o no reclama devoluciones de Hacienda, por lo que, lejos de “abusar” del Estado, en general le otorga beneficios.

“Hay estudios que muestran que la criminalización de la migración no tiene ninguna evidencia, pero en la práctica estos temas generan polarización social y hacen ver al otro como diferente, como el malo, como el culpable de lo que sucede en términos de mercado laboral, de acceso a la salud. Hasta las mismas familias terminan divididas no sólo por su estatus migratorio, sino por esta posición extrema de blancos o negros, de buenos o malos, un discurso que le gusta mucho a Trump”.

En ese contexto, si bien el mundo entero está en vilo por las medidas que tomará el próximo presidente estadounidense al asumir su gobierno, es triste ver el miedo que hay entre la población migrante. “Ojalá mucho de lo que se dice quede sólo en amenaza, retórica y narrativa, y que no se lleve a la práctica”, finalizó Luciana Gandini.

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