Las Líneas de Pobreza que publica INEGI suelen presentarse como datos técnicos, casi asépticos. Pero detrás de esos números hay una verdad incómoda: vivir con lo mínimo en México es cada vez más caro, y el Estado parece normalizarlo.
Que en noviembre de 2025 la línea de pobreza urbana supere los 4,800 pesos mensuales por persona no es solo una cifra. Es una advertencia. Significa que millones de personas necesitan hoy más dinero solo para no caer oficialmente en pobreza, aunque su realidad material ya sea precaria desde hace años.
La metodología del INEGI es sólida: canastas diferenciadas, actualización mensual por inflación, precios reales. El problema no está en el cálculo, sino en cómo el poder político usa —o ignora— estos datos.
Las líneas suben porque suben los precios. Pero los ingresos no acompañan ese ritmo, especialmente en:
Trabajo informal
Economía del cuidado
Comunidades rurales e indígenas
Mujeres jefas de hogar
Aquí está la trampa: el Estado mide bien la pobreza, pero actúa lento frente a ella.
🍞 Pobreza extrema: el umbral de la indignidad
La línea de pobreza extrema —basada solo en alimentos— revela algo más grave: hay personas que ni siquiera alcanzan para comer lo básico.
Cuando esta línea crece por encima o al nivel de la inflación, como ocurre en zonas urbanas, el mensaje es claro:
alimentarse se está volviendo un privilegio, no un derecho garantizado.
Y aun así, el debate público sigue centrado en megainfraestructura, nearshoring o crecimiento macroeconómico, mientras el costo de la vida mínima se dispara sin respuestas estructurales.
🏙️🌾 Rural vs urbano: una desigualdad que el promedio oculta
La separación entre ámbito rural y urbano es metodológicamente correcta, pero políticamente incómoda. Porque deja ver que:
En lo rural, el ingreso mínimo es menor… pero también lo es el acceso a servicios.
En lo urbano, se necesita más dinero… pero los salarios reales no alcanzan.
Ambos espacios pierden, solo de formas distintas. Y el promedio nacional vuelve a maquillar la desigualdad territorial.
📊 ¿Más pobres o pobres más pobres?
Un error común —y conveniente para el discurso oficial— es decir que si sube la línea de pobreza, “hay más pobres”. No necesariamente. Lo que sí es innegable es que los pobres existentes son cada vez más pobres en términos reales.
Cuando el umbral sube y los ingresos se estancan:
Se reduce la capacidad de ahorro
Se precariza la alimentación
Se sacrifica salud, educación o transporte
La pobreza no solo se expande: se profundiza.
🏛️ El elefante en la sala: política social reactiva
La política social en México sigue siendo reactiva y asistencial, no preventiva:
Programas que no se actualizan al ritmo de las líneas
Apoyos uniformes para realidades profundamente desiguales
Cero discusión seria sobre ingreso mínimo vital
Las líneas de pobreza deberían ser un piso obligatorio para salarios, pensiones y apoyos sociales. Hoy son solo una estadística más en un boletín.
⚠️ Lo que estas cifras revelan (y el poder evita decir)
- Vivir con dignidad mínima cuesta más cada mes.
- El mercado laboral no está respondiendo.
- La política social va un paso atrás.
- La desigualdad territorial se mantiene intacta.
- Medimos bien la pobreza, pero toleramos su reproducción.
Las líneas de pobreza no son una meta técnica, son un límite ético.
Cuando el Estado permite que millones vivan por debajo de ellas, no estamos ante un fallo estadístico, sino ante una decisión política.
Y esa decisión tiene nombre: normalizar la precariedad.

