En la mesa de construcción de paz celebrada en Altamira se discutieron dos asuntos de alto interés para la ciudadanía: los acuerdos con el CETIS 78 tras incidentes recientes en el plantel, y el balance semanal sobre robos en el municipio. Aunque las autoridades presentaron cifras “bajas” de delitos, persisten reclamos sobre el actuar de las corporaciones de seguridad.
Acuerdos en el CETIS 78
El gobierno municipal a través del secretario del Ayuntamiento, informó que directivos y padres de familia del CETIS 78 acordaron implementar pláticas y cursos de orientación para jóvenes, con la intención de convertir los hechos violentos en “un aprendizaje”. La Guardia Nacional mantiene vigilancia permanente en el plantel, medida reconocida como necesaria por las autoridades locales.
No obstante, la estrategia deja abiertas preguntas: ¿qué tan sostenibles serán estas medidas de acompañamiento escolar en el largo plazo? ¿Existe un plan integral que involucre a más planteles o comunidades escolares en Altamira?
Balance de robos en Altamira
El reporte semanal registró seis incidentes, de los cuales cinco fueron robos:
Robo a negocio en zona centro.
Robo de motocicleta en Jardines de Arboladas.
Robo a casa habitación en Colinas de Altamira.
Daños a bienes públicos en colonia Lázaro.
Las autoridades insisten en que Altamira mantiene un promedio de tres a cinco robos por semana, cifra que califican como “afortunada” al compararla con Tampico y Ciudad Madero. Sin embargo, reducir la problemática a estadísticas puede invisibilizar la experiencia de víctimas que no denuncian y de hechos que no se reportan al 911.
Exigencias ciudadanas y patrullajes cuestionados
La población ha solicitado mayor vigilancia en escuelas y parques, ante intentos de robo y consumo de alcohol o drogas. Si bien se reporta una disminución del consumo de bebidas en el muelle, los reclamos hacia la Guardia Estatal marcan un contraste.
Ciudadanos denunciaron que algunos elementos “solo acuden a tomarse la foto” sin realizar rondines efectivos. Incluso, se documentó un caso de abuso de autoridad en la zona centro, ya canalizado a Asuntos Internos. El municipio asegura que no dejará los reclamos en papel, pero la confianza en las instituciones sigue siendo frágil.
Crítica: ¿seguridad real o narrativa de control?
El discurso oficial resalta “índices bajos” y “afortunadas reducciones”, pero omite la percepción social: la sensación de inseguridad no se mide solo con estadísticas. La dependencia de patrullajes de Guardia Nacional, Marina y Sedena revela que la vigilancia en Altamira sigue descansando más en la presencia militar que en una estrategia preventiva sólida.

