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Balché: la bebida sagrada de los lacandones que conecta con los dioses mayas

PorREALIDADESMX

Ago 5, 2025
  • Un legado vivo que se disfruta entre cantos, selva y tradición

Primer Plano Magazine/Noé Juan Farrera Garzón.

En el corazón de la Selva Lacandona, entre árboles milenarios, ríos cristalinos y una de las reservas de biodiversidad más importantes del continente, vive uno de los pueblos más enigmáticos y auténticos de México: los lacandones.

Ellos, son una de las civilizaciones herederas directas de la cultura maya de Chiapas, los lacandones habitan comunidades como Lacanjá Chansayab, Nahá y Tres Lagunas, y son reconocidos por su profundo respeto por la naturaleza, su espiritualidad ancestral y su forma de vida ligada a la selva.

Una de sus tradiciones más representativas es la elaboración y el uso ritual del balché, una bebida ceremonial de origen prehispánico que trasciende el simple acto de beber: es un canal de conexión con lo divino, aseguran los lacandones. Esta bebida se obtiene al fermentar la corteza del árbol balché (Lonchocarpus longistylus) con agua y miel.

Se prepara dentro de una especie de “canoa” tallada en un tronco de madera, donde se deja fermentar por horas antes de servirse en jícaras o en ollas de barro, bajo la sombra de los árboles y al ritmo de cantos ceremoniales.

Hay quienes afirman que, para los lacandones, el balché es sagrado y es conocido como el “Señor del Balché”, vinculado con Bohr o Bol, deidad maya asociada con la embriaguez ritual, similar al dios Baco romano. Durante las ceremonias, el balché no solo se bebe, sino que se reza, se canta, se agradece y se pide a los dioses, en una comunión espiritual que puede extenderse hasta el amanecer.

También es utilizado en rituales de sanación, para armonizar cuerpo, espíritu y entorno. Aunque el balché también es conocido en regiones de Yucatán y Quintana Roo, entre los lacandones de Chiapas adquiere un carácter místico y exclusivo. Actualmente, solo una persona tiene el conocimiento y la autoridad espiritual para prepararlo: don Antonio, un sabio lacandón que ha heredado esta responsabilidad como un legado ancestral.

Su preparación no es común ni abierta al público en general, lo que la convierte en una experiencia aún más valiosa para quien tiene la oportunidad de presenciarla o degustarla. Gracias a guías como Eduardo Chankin en el centro ecoturístico Tres Lagunas, los visitantes pueden participar en ceremonias guiadas que incluyen la degustación del balché en un contexto respetuoso y profundamente espiritual.

Es una forma de acercarse a la cosmovisión maya viva, de sentir la energía de la selva y de conectar con un México ancestral que resiste y florece entre árboles, cantos y rezos.

Visitar la Selva Lacandona y conocer a sus guardianes espirituales no es solo turismo: es una lección de respeto, de conexión con la tierra y de valoración de las raíces más profundas de nuestra cultura.


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