• 6 de octubre de 2025 3:24 am
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🎭 «Circo de tres pistas»: El culto a la personalidad en Altamira

PorREALIDADESMX

Ago 4, 2025

Por Lidia Bonilla

Este lunes, el alcalde de Altamira, Armando Martínez Manríquez, encabezó la edición número 200 de su conferencia matutina —formato inspirado en las mañaneras presidenciales— con un despliegue que desbordó lo institucional y se convirtió en un acto de propaganda centrado en su figura. Con camisetas personalizadas, escenarios decorativos y una comilona masiva financiada con recursos municipales, el evento reflejó una puesta en escena con tres pistas bien delimitadas. Un verdadero espectáculo de poder que merece análisis.

🎪 Primera pista: la mañanera del ego

El evento principal fue la conferencia número 200, en la que el edil dedicó buena parte del tiempo a saludar a funcionarios y simpatizantes, y a lanzar críticas a quienes ejercen la libertad de expresión o cuestionan su gobierno. Lejos de un ejercicio de rendición de cuentas, la conferencia fue una plataforma para reafirmar su liderazgo político, sin anuncios relevantes ni balances estructurados de gestión.

Durante la transmisión, se proyectó un video con testimonios de ciudadanos y personajes cercanos agradeciendo al alcalde por su trabajo. La pieza audiovisual —presentada como parte “informativa”— exaltaba acciones básicas de gobierno como si fueran méritos extraordinarios. El mensaje era claro: más que informar, se buscaba emocionar y consolidar una narrativa de gratitud hacia el líder.

🎪 Segunda pista: escenografía y uniformidad política

Junto a la conferencia, se montó un foro techado en la Plaza de la Constitución con más de 500 sillas, globos conmemorativos y un set fotográfico. Funcionarios, empleados municipales y personas movilizadas desde distintas colonias acudieron vistiendo camisetas con el logo de las “200 mañaneras”, en colores morado y amarillo, alusivos al movimiento político que respalda al alcalde.

Estas camisetas —impresas con recursos del ayuntamiento— se entregaron también a ciudadanos sin control ni justificación, como si se tratara de una dádiva. Esta apropiación simbólica del aparato gubernamental para promover una identidad política revela una línea cruzada: el uso del erario para construir culto personal, en vez de fortalecer lo público.

🎪 Tercera pista: la comilona popular

El espectáculo cerró con una comilona montada ahí mismo, en la plaza principal. Largas filas de asistentes recibían alimentos y bebidas mientras sonaban mariachis, se partía pastel y se reforzaba el ambiente de celebración. Lejos de un acto republicano, fue una fiesta que consolidó la narrativa del «alcalde cercano», pero con fondos públicos.

🚨 ¿Por qué importa?

Cuando el poder local se dedica a celebrar a su líder antes que a rendir cuentas, se cae en el culto a la personalidad, una práctica que reemplaza la institucionalidad con propaganda, y la gestión con espectáculo. No es solo una cuestión de forma, sino de fondo y recursos: el gasto en camisetas, mobiliario, alimentos y logística no fue transparente, ni mucho menos necesario frente a las carencias estructurales del municipio.

Este tipo de eventos envían un mensaje preocupante: el funcionario merece aplausos por cumplir con su trabajo, y la ciudadanía debe responder con lealtad, no con evaluación crítica.

🧭 ¿Qué opciones existen?

Exigir transparencia: A través de solicitudes públicas, se puede conocer cuánto costó el evento, quién lo organizó y bajo qué partidas se pagó.

Auditoría ciudadana o legislativa: El Congreso local o la Auditoría Superior podrían revisar si hubo desvío o uso indebido de recursos.

Reforzar el debate público: Periodistas, colectivos y ciudadanos pueden abrir el debate sobre los límites entre gobernar y promocionarse.

🔍 ¿Qué sigue?

Si no se ponen límites claros, estos actos se repetirán y se perfeccionarán como herramientas de promoción electoral, disfrazadas de gobernanza. Lo que Altamira vivió este lunes no fue una celebración ciudadana, fue una demostración de poder político, mediático y presupuestal al servicio de una figura. Y eso debe cuestionarse, desde el periodismo, la ciudadanía y las instituciones.