Primer Plano Magazine/Noé Juan Farrera Garzón
En el litoral chiapaneco se encuentra Pijijiapan, un destino que, aunque poco explorado, encierra una riqueza natural, cultural e histórica que lo convierte en una joya del Pacífico mexicano. Perfecto para los amantes de la naturaleza, la arqueología y la autenticidad, este lugar es ideal para quienes buscan desconectarse del bullicio y reconectar con lo esencial.
Entre sus atractivos naturales, destaca el Estero Chocohuital, un santuario ecológico rodeado de manglares, ideal para paseos en lancha, observación de aves y pesca artesanal. También sobresalen las playas Costa Azul y Palmarcito, que invitan al descanso entre palmeras, y las pozas del río Pijijiapan, como El Anillo y El Roncador, perfectas para nadar en aguas cristalinas entre vegetación exuberante.
El legado cultural también es profundo: la enigmática Piedra de los Soldados, con relieves de origen olmeca, remonta a tiempos ancestrales. La Casa de la Cultura conserva piezas arqueológicas y fomenta el arte local, mientras que la arquitectura vernácula de casonas coloridas del siglo XIX brinda identidad y carácter al municipio.
Las tradiciones de Pijijiapan se viven en la Feria de Santa Rita y la Feria del Queso, que reúnen música de marimba, danzas regionales, gastronomía típica y muestras ganaderas. Mención especial merece el “Son del Pijiji”, una pieza musical que encapsula la esencia local.
La gastronomía es otro deleite. Aquí puedes saborear un cochito al horno, barbacoa de res, caldo de zunte con plátano verde, o tamales únicos como los de iguana y chipilín con bolita. Para el postre: coco con dulce, turulete o turrón, acompañados con pozol, pinole o atole de masa.
Cómo llegar: Desde Tuxtla Gutiérrez, sigue la carretera federal 190 hasta Arriaga, luego toma la 200 hacia Tonalá y continúa a Pijijiapan. Hay hospedajes modestos y acogedores que ofrecen una experiencia cercana a la comunidad.
La mejor época para visitar es en la temporada seca, cuando el clima cálido favorece las actividades al aire libre.
Si deseas una experiencia más profunda, puedes planear un itinerario temático, como una ruta de fotografía documental, explorando la vida cotidiana, los paisajes y las festividades locales. Un viaje a Pijijiapan es una puerta abierta al corazón de Chiapas.


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