En la celebración de la Fiesta de la Candelaria, el evangelio nos recuerda el momento en que Jesús fue presentado en el templo y fue reconocido por los ancianos Simeón y Ana como la luz de las naciones y la salvación del mundo.
Simeón, movido por el Espíritu Santo, expresó su gratitud a Dios al ver cumplida la promesa de conocer al Mesías antes de morir. Ana, una profetisa de edad avanzada, dedicó su vida a la oración y al servicio en el templo, compartiendo la esperanza del Salvador con quienes aguardaban la redención de Israel.
Durante la homilía, se destacó el llamado del Papa Francisco a fortalecer la esperanza en tiempos de incertidumbre. Se recordó que la fe y la paciencia son esenciales para descubrir a Dios en nuestra vida diaria y en los momentos difíciles. También se resaltó la importancia de ser luz para los demás, evitando la confusión y el desánimo.
La celebración de la Candelaria es una invitación a renovar la confianza en Dios, recordar que la luz de Cristo guía nuestro camino y asumir el compromiso de ser testigos de su amor y esperanza.