En el marco del Día del Padre, distintas voces han hecho un llamado urgente a resignificar el rol de los padres en la crianza de las infancias, no solo como proveedores, sino como figuras activas, afectivas y corresponsables.
El mensaje encuentra sustento en el artículo 18 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que establece que madres y padres comparten responsabilidades comunes en la crianza y el desarrollo de sus hijas e hijos. Este principio internacional, ratificado por México y más de 190 países, establece una base sólida para exigir políticas públicas, licencias de paternidad dignas y entornos que favorezcan el involucramiento activo de los padres.
“Un papá presente, afectivo y comprometido marca una diferencia real en la vida de las infancias”, se subraya en la campaña difundida este #DíaDelPadre, donde se invita a reflexionar sobre modelos de paternidad que cuidan, educan y se transforman.
La evidencia es clara: los padres que participan en el cuidado y la educación desde las primeras etapas de la vida impactan positivamente en el desarrollo emocional, social y académico de sus hijas e hijos. Pero también se benefician ellos mismos al construir vínculos más fuertes y romper con estereotipos que históricamente los han alejado del ámbito de los cuidados.
Hablar de nuevas paternidades es también una apuesta por la equidad de género y el bienestar colectivo. Porque transformar la paternidad es transformar la sociedad.